HISTORIA DE LAS PELEAS DE GALLOS EN LA REPUBLICA DOMINICANA

martes, 31 de mayo de 2011

En El Mundo De Los Gallos No Existen Campeones Eternos


El gallo, el vistoso, seductor y desafiante gallo.-La primera historia de gallos que conocí en mi vida aparecía en una película mexicana nombrada El gallo de oro, con guión de dos escritores de lujo, Carlos Fuentes y Juan Rulfo.

Juan de Dios ante su exposición Gallos en aquel filme, un gallo destrozado en una pelea, logra resurgir como el ave fénix y convertirse en un temible campeón. Pero en el mundo de los gallos no existen campeones eternos. La corona siempre termina por caer. Y la de este gallo también cae dramáticamente al final de la película.

Juan de Dios Mariño, un fotógrafo caimitense con larga y rejuvenecida experiencia, ha querido, como en El gallo de oro y en otras muchas obras de arte, buscar la esencia de estas aves repletas de colorido, coraje y de una extraña vocación hacia la muerte, y las ha puesto a consideración de nosotros en las paredes de la Peña Campesina Guango Cardentey y en el cine de Caimito, en seis de las 12 fotografías que componen su serie Gallos.

Quien se detenga por un minuto frente a estas piezas de Juan (y frente a las hermosas décimas que las acompañan), tendrá que estremecerse ante el arrojo de esta suerte de gladiadores que suben al aserrín, como los gladiadores a las arenas de Roma, para batirse hasta el final, no armados con lanzas y espadas, pero sí con espuelas mortales, en un coliseo semejante al del antiguo Imperio, donde podía perdonarse la derrota; pero jamás la cobardía de los contendientes.

Al respecto dice el poeta Evasio Pérez, en una de las décimas que cuelgan en las paredes de la Peña: Vengo del gallo que vuela/haciendo el espacio añicos/con un huracán de picos/y un relámpago en la espuela, en tanto asegura otro poeta caimitense, Juan Castro: Sus plumas son una fiesta, /sus revuelos un festín/púgil en el aserrín/ pone el honor de su cresta.

Tanto Evasio como su hermano Pablo, Joseíto el Barbero, Juan Castro y Juan Cabrera, repasan con verso sabio la luz, el color, el movimiento, la intrepidez, la gallardía, la audacia, la temeridad…que acompañan las instantáneas protagonizadas por los gallos de Juan de Dios Mariño, sean de lidias o sean pacíficos cantores o "galanes".

El gallo, el vistoso, seductor y desafiante gallo, protagonista de versos y canciones picantes, de cuadros imprescindibles como los de Mariano, vuelve a decirnos desde el lente acucioso de Juan que, aunque digan lo que digan en Morón, un gallo de estirpe prefiere morir antes que sobrevivir sin plumas y cacareando.


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