Después de Dios, si a alguien debemos agradecer los galleros es al profeta Noe, quien le dio cabida en su maravillosa barca al gallo y la gallina de combate entre sus miles de seres vivos que salvo del "diluvio" exterminador, el, su mujer, hijos y nueras. Por su arrogancia y energía, me imagino que el gallo de combate debió ser uno de los primeros en desembarcar el 17 del mes séptimo de la "barca" del profeta.
La palabra GALLO, proviene del Latín Gallus. Miles de años antes de nuestra era, ya se realizaban la crianza, reproducción y distracción de los gallos de pelea. Sin embargo en tiempos pasados tuvieron orígenes en dos raíces principales que son el Gallus BANKIVA y el Gallus SONERATI ambos del Asia Menor, llamado este ultimo en la India Katukoli.
Si pudiéramos retroceder el tiempo e imprimir imágenes, tuviéramos en primer plano a Adán y Eva observando y azuzando apasionadamente a sus gallos como pasatiempo predilecto, sobre todo si pensamos que en esos primeros años de la vida, no había televisión por cable, radio, cine, carros, motos, aviones, juegos electrónicos y mucho menos Internet. En la era moderna se conocen aun, algunas razas salvajes, pero se estima como superior y excelente entre los mejores, el gallo Asile que todavía se encuentra en la isla de Java, en el Asia.
El gallo ha estado vivo y presente en toda la historia de la humanidad, ya sea como un ave sagrada en el código Mamu de la India, modelo e inspiración de Artistas y colección de Arte en los museos de Turín, Génova, Valencia, New York, Madrid, Louvre o en Grecia en la cimera de Minerva, al lado de los dioses Marte o Mercurio, en millones de monedas, en escudos, así como esta presente en el cristianismo entre San Pedro y Jesucristo.
Los griegos no solo expandieron la pasión por los gallos en todos sus dominios, sino también obligaron a sus ciudadanos jóvenes a ver por lo menos una pelea de gallos al año, para aprender de las aves su moral de combate.
Fue así como llego la pelea de gallos a Francia, Roma, Inglaterra y España. Cuando los conquistadores desembarcaron en América, muchos de ellos trajeron sus gallos de combate debajo del brazo. Se dice que el conquistador Hernán Cortes cuando llego a México, entre las primeras cosas que hizo fue construir su gallinero para criar gallos de peleas. No en balde México es la cuna del deporte de los gallos.
Lo mismo hicieron los jefes de los virreinatos de Perú, donde Doña Inés de Suárez se dedico a criar gallos de peleas según escritos históricos de la colonia. Doña Inés, posteriormente como compañera de vida de Don Pedro de Valdivia, fundador de Santiago de Chile, siguió promoviendo las peleas de gallos, donde se juegan hasta hoy.
En Nicaragua ocurrió lo mismo desde la colonia, por eso nuestros antepasados fueron apasionados galleros y también gobernantes como: José Santos Zelaya, Tomas Martines, Fernando Guzmán, Pedro Joaquín Chamorro y José Maria Moncada Tapia.
Pero no solo estos presidentes nicaragüenses han sido galleros, también fueron gobernantes estadounidenses como: George Washington, Andrew Jackson y Abraham Lincoln, de quien se dice que hasta le gustaba fungir como juez en la arena.
A quien se considera un gran criador y gallero fue sin lugar a dudas al presidente Andrew Jackson quien siguió siendo gallero durante su estadía en la Casa Blanca. En toda América se considera al General mexicano Antonio López de Santa Ana y al norteamericano Nick Arrington, como los mas celebres deportistas galleros de todos los tiempos.
Los gallos llegados a América Latina tienen origen español y como raíz el Gallus BANKIVA, los gallos norteamericanos tienen orígenes ingles o irlandés y todas las razas norteamericanas han recibido el nombre de sus criadores quienes las han mejorado de acuerdo a sus requerimiento de lucha o corte.
Al entrar el tercer milenio, las peleas de gallos son tan apasionadas como cuando Adán y Eva, Cleopatra y Marco Antonio, Doña Inés y Pedro de Valdivia; tan vivas y lejanas como en el olvidado MACONDO del Nóbel Gabriel García Márquez.