Eso es ser gallero, que equivale a decir ser sincero, sin ningún otro interés que el de ser reconocido de alguien que jamás incumplió lo que prometió y que puede salir a la calle con la frente en alto porque a nadie nunca engañó. Decir “palabra de gallero” es como decir “mi palabra es escritura pública”; o sea que no necesito refrendarla en ninguna notaría, pues lo que digo lo cumpliré aunque el cielo se venga abajo. Esta es la actitud que deben adoptar las personas que tienen responsabilidades con la sociedad desde las funciones que desempeñan. No mentir, esa es la clave, decir siempre la verdad aunque duela. Porque si al final prometes una cosa a los demás, a los amigos, a la familia, al pueblo, eso se convierte en PALABRA DE GALLERO, que quiere decir que será cumplido. Lo contrario será mirar a una persona mentirosa, despreciable, que no es un hombre o mujer a carta cabal porque no cumple sus promesas y quedará para la historia que todo lo recoge y lo publica como una persona cínica, arribista, cruel, politiquera, sucia y sin personalidad. No nos quiten parte de nuestra tradición, déjennos con nuestras costumbres, eso nos ayuda a ser diferentes y mejores. ¡Tengamos en nuestra vida pública y privada palabra de gallero!
Fuente: www.eldiario.com.ec
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