Cuenta don Carlos que este “deporte” tiene sus propios reglamentos entre los que se pueden mencionar algunos detalles. Por ejemplo, las peleas se pactan segun la casta del gallo y el tipo de navaja que se va a usar en la pelea. Según el tamaño de la navaja se pacta el tiempo de pelea y si en ese tiempo ningún gallo mata al contrario, la pelea queda tablas, empatada. El tiempo de pelea también es acordado entre los dueños de los gallos a pelear. En la pelea, el gallo que mata a su contrincante es el que gana, aunque a veces sucede que no logra hacerlo y el vencido, si no esta muy malherido y es apreciado por su dueño, logra sobrevivir a la olla y puede regresar por la revancha después de restablecerse.
Don Carlos dice que el entusiasmo por las peleas de gallos lo trae en la sangre, por eso se siente muy contento con las 150 victorias que han logrado sus gallos, pero su mayor orgullo es un gallo bulico que ha ganado 17 peleas, al cual los demás jugadores le tienen ganas y miedo a la vez, y ya corre la fama del “Gallo de Oro” de don Carlos, por el color dorado de su plumaje
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