HISTORIA DE LAS PELEAS DE GALLOS EN LA REPUBLICA DOMINICANA

miércoles, 23 de febrero de 2011

El "Gallo de Oro" de Don Carlos

Don Carlos Jose Argüello, de 44 años y originario de Matagalpa, ha estado muy cerca de las galleras desde que tenia ocho años, ya que su padre y sus hermanos eran reconocidos jugadores de gallos en su nativa ciudad. Aunque por muchos años “jugo” gallos de buena estirpe, recuerda que los últimos veinte años los paso retirado de los redondeles y no fue sino hasta el año pasado que volvió a retomar la practica de este sangriento “deporte” en el que uno y a veces los dos contrincantes mueren en el combate y que como premio a su sacrificio son enviados directos al perol de la sopa.  Pero así es este “entretenimiento” en el cual entran en juego miles de córdobas de los apostadores y el prestigio de los criadores de estas aves de combate “hasta la muerte”.  Don Carlos actualmente es el presidente de la gallera de Waslala inaugurada hace un año, la misma que funciona cada quince dias, presentando un programa de unas 25 peleas por jornada.
Cuenta don Carlos que este “deporte” tiene sus propios reglamentos entre los que se pueden mencionar algunos detalles. Por ejemplo, las peleas se pactan segun la casta del gallo y el tipo de navaja que se va a usar en la pelea. Según el tamaño de la navaja se pacta el tiempo de pelea y si en ese tiempo ningún gallo mata al contrario, la pelea queda tablas, empatada. El tiempo de pelea también es acordado entre los dueños de los gallos a pelear. En la pelea, el gallo que mata a su contrincante es el que gana, aunque a veces sucede que no logra hacerlo y el vencido, si no esta muy malherido y es apreciado por su dueño, logra sobrevivir a la olla y puede regresar por la revancha después de restablecerse.

Don Carlos dice que el entusiasmo por las peleas de gallos lo trae en la sangre, por eso se siente muy contento con las 150 victorias que han logrado sus gallos, pero su mayor orgullo es un gallo bulico que ha ganado 17 peleas, al cual los demás jugadores le tienen ganas y miedo a la vez, y ya corre la fama del “Gallo de Oro” de don Carlos, por el color dorado de su plumaje  




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