EN LO SOCIAL
El pretender quitarle, arrancarle o prohibir la afición de gallos a los mismos aficionados, es dejar un vacío de cada uno, de la propia naturaleza del gallero. No habrá como llenarlo. Será imposible pretender pedirle al aficionado que renuncie a ello, es imposible. El gallero en algunos momentos y por diferentes circunstancias puede apartarse en forma momentánea de la afición, pero siempre regresa y con fuerza…y si esta atenta en contra de su economía o principios, no será aceptado y luchará por él.
Con una posible prohibición, lo único que conseguirían es que los aficionados jueguen en forma clandestina y justamente allí es en donde todos los reglamentos que teníamos bien estructurados en las sociedades, clubes o asociaciones de gallos no servirían de nada y le daríamos paso inevitablemente al vicio con apuestas muy elevadas y por ello sería hasta atractivo para las mafias y gente de mal vivir. Por que es un hecho que la gente seguirá jugando los gallos, por más leyes o multas que existieran.
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